Emociones que no dejan adelgazar
¿Tienes idea de por qué engordamos? ¿Sabes cuánto comemos y por qué?
La respuesta es que comemos más de lo que creemos. Con esta afirmación, Brian Wansink, nutricionista y experto en comportamiento alimentario de la Universidad de Cornell, explica en su libro “Mindless Eating” (Comer sin Sentido), que se hacen más de doscientas elecciones alimentarias diarias de manera automática, casi sin pensar. Un ejemplo muy común de comer de forma mecánica, es el picoteo entre horas, de manera involuntaria, elegimos y tomamos acciones sin prestar la mas mínima atención. Estas decisiones, conducen a comer más de la cuenta sin ser conscientes de ello y, menos aún, de las consecuencias, como el aumento de peso.
Diversos estudios demuestran cómo las costumbres y la influencia externa dentro de una misma familia tienen más fuerza que la genética. Aunque el hambre y la saciedad son mecanismos que hay que considerar, también es importante reflexionar sobre cómo reaccionamos ante distintos estímulos y situaciones que nos impulsan a comer mecánicamente aunque no tengamos hambre, veamos si nos identificamos con alguno:
Estímulos internos, comemos en el trabajo por estrés o ansiedad, comemos cuando estamos en casa aburridos, comemos cuando estamos nervioso, por ejemplo cuando vamos a presentar algún examen, hacer alguna entrevista o alguna presentación en nuestro trabajo?
Estímulos externos, comemos mientras preparamos la comida o esperamos la cena en la cocina, comemos cuando vamos al cine o vemos la televisión, comemos más cuando estamos entre amigos o en una fiesta?
Ahora bien, existen otros incentivos que nos hacen comer de mas, por ejemplo, si dejamos comida a la vista, como bomboneras rellenas de dulces, chocolates o gomas. Si conservamos nuestros alimentos preferidos en la despensa y de fácil acceso. Si vamos al supermercado con hambre, compramos más antojos. Si estamos expuestos a aromas como carne asada, café recién hecho, pan recién horneado, palomitas de maíz en la entrada del cine, son olores que pueden inducirnos a comer.
La “porción”, es otro factor responsable de nuestra ingesta excesiva, hoy en día, las porciones han incrementado en los últimos 20 años, por citar algunas cifras; Mc.Donald´s comenzó ofreciendo hamburguesas con 45 gramos de carne, ahora ofrece hamburguesas hasta de 225 gramos (5 veces mas carne). La barra de Hershey original comenzó pesando 17 gramos, hoy pesa 43 gramos (2.5 veces mas producto). Starbucks comenzó ofreciendo el vaso mas pequeño con 250 ml ahora es de 350 ml. El libro original de “The Joy of Cooking” señala que la receta de galletas es de 30 porciones, la nueva versión señala que es para 16 galletas, así que si pensamos que nos comimos 2 galletas, siento decir que han sido 4 galletas!
El lema “entre mas grande mejor” nos ha llevado a creer que ahorramos dinero pero consumimos más alimento de lo que necesitamos. Otro problema es el tamaño de la vajilla, tazas, vasos y cubiertos, nos servimos más, entre mas grandes estén. De hecho, comemos más cuando nos ofrecen más, incluso aunque no nos guste. Otros factores que influyen de manera determinante en la forma de comer son la compañía con la que comemos y el ambiente en el que nos rodeamos.
Recomendaciones para utilizar mejor las emociones y bajar de peso:
1. Registrar todo lo que comemos y bebemos. Esta herramienta ha sido la clave para descubrir las causas y errores de nuestra alimentación, de esta manera podemos reconocer cuánto comemos y hacernos responsables de nuestros resultados. Gracias al registro, podemos despertar nuestra conciencia y encontrar patrones alimentarios que nos pueden ayudar a analizar cómo canalizamos nuestras emociones. Debemos observar nuestro estado de ánimo, por citar algunos: nervios, ansiedad, depresión, estrés, agobio, tristeza, presión, enfado y alegría. Al reconocer nuestras emociones, podemos trabajar en afrontar la vida sin recurrir a la comida, en abordar nuestra emoción sin comer. Mi mejor recomendación es tomar agua antes de ingerir cualquier alimento, en especial si hemos reconocido alguna emoción.
2. ¿Quién cocina? Este factor determina qué alimentos comemos, cómo se preparan y, por ende, las calorías por ración. Tomar conciencia de esta situación es el punto de partida para compensar los posibles excesos.
3. ¿Con quién comemos? La compañía influye de manera determinante en la forma de comer, la conducta de una persona puede animar a otra a modificar su hábito para bien o para mal. Comemos por imitación, por lo que el comportamiento alimentario está influenciado por la conducta de los demás. Lo mejor es relacionarnos con personas saludables para que nos ayuden a adquirir hábitos mas sanos.
4. No comer frente a la TV ni la computadora. Al no concentrarnos y prestar la atención necesaria al comer, no percibimos los mensajes de saciedad, por consecuencia comemos un tercio de más cantidad. Mi recomendación es concentramos al comer, comer bocados pequeños del tamaño de la moneda de un peso y masticar 10 a 15 veces cada bocado.
5. Usar vajilla, vasos y cubiertos pequeños. Imaginemos que compramos un vaso por que nos gustó el diseño, decidimos usarlo para nuestros licuados, sin darnos cuenta le cabe medio litro de leche, cada día ingeriremos una cantidad extra de calorías, grasas y azúcares. Si nos servimos en recipientes pequeños, podemos comer hasta un 20% menos.
6. Planificar el menú. Está demostrado que el consumo de alimento aumenta cuando se tienen más opciones, que si solo se tiene una oferta.







